Comentarios comparativos entre Finlandia y España. Parte VI: Informe Paul Robert sobre el sistema educativo finlandés

Continuación de: ‘Profesores expertos y evaluación de centros’. Parte III: Informe Paul Robert sobre el sistema educativo finlandés’

Se trata de mantener todo lo bueno que nuestro sistema tiene, que es mucho: magníficos profesores, generalmente bien preparados y vocacionales, aunque a menudo un poco quemados y poco respetados, un sistema nacional que da derecho y obliga a todos hasta los 17 años al menos, etc.

Se trata de transformar este sistema utilizando los medios que las nuevas tecnologías ofrecen y cambiando el enfoque sobre lo que es prioritario: enseñar a convivir y a trabajar juntos, enseñar a querer aprender y cómo hacerlo, enseñar a ser curiosos, a expresarse desde el corazón y la cabeza con la palabra, la escritura y el gesto y enseñar a encontrar y desarrollar los talentos de cada uno.

– En primer lugar, conviene aflojar la tensión producida por la acumulación de exámenes y notas, que los finlandeses consideran contrapro­du­cente. Se podría aligerar fácilmente esta carga, sobre todo en el colegio. Es equivo­cado pensar que los alumnos sólo aprenden empujados por las notas.

– En segundo lugar, hay que introducir más flexibilidad en nuestros currículos y dar más oportunidades de elección para nuestros alumnos a partir de los 16 años.

– En tercer lugar, hay que dar más libertad y flexibilidad a los profesores con el fin de apoyar modos de relación menos distantes y cerrados y crear una atmósfera más interactiva. El profesor no perdería autoridad, sino todo lo contrario. Sería más fácil considerar al alumno en su totalidad y de un golpe superar los factores que frenan el aprendizaje.

– En cuanto a los medios se refiere, decir que se puede tener mejores resultados con los mismos medios no es un discurso bien acogido.

Finlandia demuestra que un alto grado de descentralización no es incom­patible en modo alguno con una fuerte disminución del desnivel interterritorial, y que la autonomía otorgada a los municipios y a los propios centros educativos es beneficiosa para todos, siempre que todos cumplan con el programa general de materias.